Jérts

No siempre se puede saborear la búsqueda del escarmiento, ese placer prostático que nos hierbe la sangre cuando acariciamos los límites de la provocación. Quien disfruta de romper las bolas y su amplio abanico de posibilidades, sabe perfectamente que el preciso tic tac nunca falla y, tarde o temprano, una puñalada nos enfría la jeta como a un malevo novato.
Y cuánto dolió la daga que clavóme Piedra Buena, golpe que sólo nuestros padres y amantes pueden acertar, cross que nos desparrama en la lona de la congoja y déjanos pasivos, desprotejidos y enormemente maricones.
Adorable por lo canalla, la evasión es un efectivo mecanismo para practicar slálon de montaña. Pero esta vez la pista estaba rápida y, distraído por la bella inmadurez, la aflicción fue hostia que requería intervención hospitalaria.
Quise matarlo. Quise responder con la misma moneda pero mi cuchillada no pudo llegar a destino.
Mierda, qué rápido se aprende cuando el culo que sangra es el propio.