Como recuperar las Malvinas- a text from X

Tenemos inferioridad militar absoluta.
Nuestra población, a pesar de sobreactuar el patriotismo, no tiene ningún interés real en hacer un sacrificio individual ni mucho menos en mandar a sus hijos a luchar por las Malvinas.
Somos una republiqueta bananera con un historial de dictaduras, defaults y realismo mágico sudaca.
El mundo nos ve como un paisacho inestable, ciclotímico, caótico.
Tenemos una tradición de patotear, basurear, maltratar y traicionar a nuestros hermanos latinoamericanos y socios limítrofes.
No tenemos ninguna importancia geoestratégica.
Ningún aliado serio va a apoyarnos en una acción militar contra OTAN.
Ya forzamos un conflicto donde murieron 700 argentinos en poco menos de tres meses y tiramos por la ventana décadas de trabajo diplomático.
Nos guste o no, las guerras son el árbitro de los diferendos limítrofes.
Aunque en su momento, dicen algunos historiadores, la administración Reagan había prometido neutralidad a la dictadura argentina, en gratitud al apoyo que esta había otorgado a las andanzas anticomunistas de EE UU en Centro y Sudamérica por aquellos años.
Eso cambió: el Reino Unido es hoy el principal aliado de EE UU en Irak y Afganistán.
El problema mayor: los Kelpers no quieren saber nada con Argentina.
Nada de nada de nada.
No obstante, recuperar Malvinas sería posibe si nuestro gobierno tuviera inteligencia para manejar los resortes de la política internacional.
En las islas apenas viven 3.000 kelpers.
Serán unas 1.000 familias, más o menos.

Plan 1 - entrar por el bolsillo

Un millón de dólares a cada familia kelper.
Doble nacionalidad.
Garantías del estado argentino a la seguridad personal y la propiedad.
Clientelismo de exportación.
A ver qué kelper se resiste.
Como mínimo, fracturaríamos la oposición unánime que hay entre los isleños a cualquier acercamiento con Argentina.
La juventud kelper quiere escapar de esas islas frías, aburridas y remotas.
Los viejos quieren viajar, recorrer el mundo, darse un gusto, como cualquier persona en el ocaso de su vida.
Vivir rodeado de ovejas en la tundra no es el proyecto de vida de nadie.
Esta iniciativa podría lograr enormes avances diplomáticos con menos de lo que cuesta por año mantener volando a Aerolíneas Argentinas.
Con la mitad del presupuesto de Fútbol Para Todos.
¿Acaso EE UU no compró en transacción comercial Alaska a los rusos, Florida a los Españoles y Luisiana a los Franceses?
¿Acaso el Reino Unido no devolvió Hong Kong a China comunista después de "alquilarla" por 99 años, a cambio de un traspaso ordenado y digno para ambas partes?

Plan 2 - entrar con inmigrantes argentinos

Imaginemos que una noche llegaran a la isla 20 barcos con civiles desarmados, materiales para construir viviendas, herramientas para trabajar la tierra, etc.
Digamos, 6.000 personas.
Tiene que haber 6.000 argentinos y argentinas dispuestos a una gesta heroica.
Tiene que haber 6.000 patriotas en la lona, sin trabajo, sin casa, sin recursos, dispuestos a probar suerte a cambio de vivienda, comida y apoyo gubernamental.
Un Plan Trabajar VIP.
¿Qué harían los 3mil kelpers frente a 6mil piqueteros argentinos?
Tal vez nada: hay lugar de sobra para todos.
Convivir.
Las islas serían, de facto, territorio argentino.
Por mayoría pura.
Aunque tal vez Downing Street podría llegar a inclinarse por reprimir.
Las imágenes de las fuerzas inglesas a bastonazos desalojando civiles indefensos en todos los noticieros del mundo serían un desastre para la imagen británica y podrían fracturar el apoyo internacional del que, no nos engañemos, gozan hoy en un 100%.
¿Se imaginan un campo de concentración de argentinos en Malvinas?
Le costaría fortunas al quebrado gobierno inglés.
Tendría que alimentarlos, vestirlos, tratarlos bien, brindarles atención médica.
El campo de concentración que EE UU tiene en Bahía de Cochinos, en Cuba, le cuesta cientos de millones a las arcas del fisco. Y apenas tienen 200 prisioneros.

¿Irrealizable?
¿Por qué?
El Rey Hassan de Marruecos usó una táctica similar para ocupar el Sahara Occidental en 1975, cuando agonizaba Franco, con la llamada Marcha Verde: miles de civiles avanzando sobre campos minados por las tropas españolas que ocupaban por entonces aquel territorio.
España, ocupada en la transición y en la delicada posición de tener que enfrentar militarmente a civiles indefensos, se vio obligada a ceder el territorio a Marruecos y Mauritania.
¿Qué son los asentamientos israelíes en territorio disputado con Palestina?
Los hermanos Castro lo vienen haciendo desde hace décadas, con su punto máximo en ocasión del buque Mariel, cuando vaciaron cárceles, asilos y hospicios varios y mandaron a sus ocupantes con destino a Miami.
EE UU se tuvo que tragar el sapo y recibir humanitariamente a presidiarios, violadores, ancianos y discapacitados mentales.
De hecho, Fidel va a pasar a la historia como el líder del único país que logró ocupar territorio continental estadounidense.
Se apropió para su país de una ciudad estratégica como Miami, una de las 10 más grandes de su enemigo más acérrimo.
Sin tirar un tiro, incluso con la anuencia del propio país cuyo territorio resultó ocupado.
Diabólicamente brillante el barbudo.
Miami: una ciudad de casi 4 millones de habitantes donde 2 millones son cubanos.
Los cubanos manejan la maquinaria política y económica de la ciudad.
Son cubanos los empresarios más importantes, el alcalde, el jefe de policía, las autoridades judiciales, etc.
Ni más ni menos que un énclave extranjero en EE UU.
A fuerza de mandar cubanos desarmados sin prisa pero sin pausa.

Sé que estoy pidiendo a las autoridades argentinas una visión y una astucia que le resulta imposible.
O, más bien, que ni le interesa.
No nos engañemos, nuestro gobierno sólo piensa en la política cortoplacista de consumo interno.
La de 20 payasos con pañuelos árabes en la cara y palos pintando con aerosol en Harrods y la sucursal de HSBC en el micriocentro.
Nuestros dirigentes nunca van a tener la visión de los estadounidenses, el pragmatismo de los ingleses o la astucia de los Castro.
No ven más allá que la tapa de los diarios de mañana.
Somos un país gobernado por gente sin educación, sin mundo, sin visión, sin preparación, sin escrúpulos y, lo que es peor, sin coraje.
Políticos de pueblo, punteros y patoteros de barrio, aventureros, oportunistas, obsecuentes.
Con sus familiares a la rastra, por supuesto.
La frase que no por ser un cliché deja de ser verdad: los países tienen los gobiernos que se merecen.