martes, 12 de enero de 2010

The wing forward.

Detrás de todo escritor de fábulas o guionista de documentales, se esconde un enorme pelotudo. Me animo a decirlo y le pongo el pecho a esopistas, lafontainistas, animalplanetistas, quiroguistas y demás detractores que, imagino, se indignarán con mi sentencia y saldrán en defensa de un género que, se de qué les hablo, sólo refleja estulticia, pazguatismo y, concretamente, falta de huevos.
En primer lugar me presento. Mi nombre es Alita de Mosca, soy un cisne trompetero o buccinator y, ya retirado, actualmente vivo en un jardín zoológico que prefiero no hacer mención para evitar pesquisas o cacerías. Pensarán que mi nombre está asociado a una vida fácil o falopera pero, no señores, he aquí uno de los motivos por los cuales despotrico contra los que escriben historias de animales. No entiendo porqué a lo largo de los años se han empecinado en identificar a los animales no sólo con nombres humanos, sino también con conductas propias de su especie. El ratón Miguelito, la tortuga Manuelita, la ratita presumida, etc., son escasos ejemplos de una también escasa o corta interpretación (todavía recuerdo la calentura que me agarré cuando me llegó la versión del patito feo). Debo reconocer que, dentro un enorme listado de títulos que únicamente referencian un serio problema de culo estrecho y mente dilatada, la visión de Tchaicovsky en su lago de los cisnes no nos deja tan mal parados.
En la década del setenta un colega me ubicó en un lago artificial que quedaba en el Parque Camet, sito en la ciudad de Mar del Plata. Me pasé casi treinta años dando vueltas como lo que ustedes llaman "un boludo auténtico" (yo mejor diría "boludo olímpico") y, entre pitos y flautas, me la pasé lo más bien comiendo la mierda que la gente tiraba y cagando fácil como cualquier pájaro. Recuerdo un verano en que la ciudad se llenó de turistas y cada tarde el parque se plagaba de familias que depositaban su borregos en nuestro lomos para dejar documentadas sus caras de espanto. Ese año hubo una gran escases de hembras y, a falta de cisnesa o pata para la cópula, terminé dándole a una gaviota que, si ustedes realmente piensan que las gallinas son las más putas, no tienen idea lo gauchas que son las gaviotas. Nunca olvidaré esa temporada. Entre descanso y descanso frente al imparable girar y dar vueltas al lago, aprovechaba el mareo para intimar como un loco con Buche sin Fondo (así se llamaba mi amiga). Reconozco que los años siguientes estuve algo flojo imaginando que ella volvería pero amigos, de ser así las cosas, todo seguiría en el orden que ustedes fantasean. Lo cierto es que mucho tiempo después me enteré por voz de un tero que Buche sin Fondo cagó las peras atrapada en un derrame de petróleo.
En fin...poco importa el alcance de mi testimonio. Sólo quería manifestar mi repudio a su autorreferencial mirada del mundo animal. Les envío mis respetos (se que no es fácil expresar la miseria de su clase) y les pido un enorme favor: no traten a sus mascotas como pares ni les inventen humanos sentimientos. Les puedo asegurar que, aunque parezca que sus perros y gatos les hablen y demuestren entendimiento, sólo se trata de un reflejo tan simple y boludo como el que le adjudican a mis primas las palomas.


7 comentarios:

EmmaPeel dijo...

Quiero esos carré colorados en mi próxima fiesta!

brasil dijo...

Aita: ¡ud es el el Juan Salvador Gaviota bolivariano!

Anónimo dijo...

Brasil loves vitor vigor

barbara dijo...

pato que me hiciste mal y sin embrago te leo.
pronta entrega de crónicas de un helecho

Protervo dijo...

y los que se les da por hacer peliculas? papito.

el wing foward es el ñoqui del pack.

Anónimo dijo...

"y alguien te volvió a nombrar" mila, mila, mila,
así te pusimos de nombre, mila de gros, tú que rompiste el cascarón en gros,
oh qué milagros.
desde el principio fuiste algo sorprendente, fantástico, inesperado, algo caído desde el cielo nublado.
te calentamos con lámparas infrarrojas durante una semana y un día largo.
te dimos pienso extrafino con mango,
te encantaba jugar con agua y barro,
pero un día que no quiero recordar,
por tu bien dijo fernando,
te pusimos con una gallina que estaba reloca, y sus seis polluelos que pedían comida gritando.
la puta gallina, que la llamé putaestotevasalircaro,
te picoteaba cada vez que te metíamos en la caja con la familia de buen rango.
no eras de agrado...
eras pato...
al final,
te llevamos al caserío
aldasoro,
donde los soros o campos de maiz están en alda o pendiente alto.
allí confié tu cuidado a la prima,
que ya antes era feucha, pero que terminó dándome asco.
dijo que no sabías andar bien,
que estabas como de la vida harto,
pero no había leído acaso el cuento de tu feo primo que nadaba tendido y largo¿?
los patos no andan, nadan!!
qué horror, qué espanto.
te había tirado de la ventana escondido en un manto.
"y no sabes cuánto cuesta pensar que no volverás"...
"siempre fuiste fuerte, pero dudo que la suerte no se ha reído de ti" mila, mila, mira,
cada noche tomaba tila,
y me cagaba en mi prima,
tina,
en su nosaber y su ventanal del piso de arriba.
la puta encima,
luego tiene la recochina idea de invitarme a su casa a comer,
y me puso entre plato y plato, pato!
foie de pato de primero,
confit de pato de tercero,
la cogí del cuello y la tiré por el hueco de las escaleras del cuarto!!
todo porque todavía estoy herida,
porque la buena arquitectura, como el buen confit de pato, nunca deja huella efímera querida.
de gros mila,
gros bisous tina.
M.A.

Anónimo dijo...

miguel abuelo?

cariños
a