Viejos amigos

Estimado Benito,

Me he tomado el tiempo suficiente para analizar su oferta y, aún hundido en el fango de la incertidumbre, respondo afirmativamente a la aventurera invitación.
Comprendo la anticipada distancia que quiere marcar entre nosotros. Admito y asumo infantiles errores y le aseguro que nada interferirá con mi trabajo de marinero que, usted lo sabe perfectamente, es la única tarea gratificante que he encontrado en mi corta existencia.
Le solicito por favor que me informe detalladamente acerca de nuestro futuro itinerario. Quisiera estar bien preparado y, si no es molestia, aclimatarme con dos semanas de pesca y trabajo en La Flojita de Gatillo, viejo hogar y entrañable nave de los sueños.
Desde ya le agradezco que me haya tenido en cuenta. Prometo no defraudarlo nuevamente. A usted, maestro de los mares, le debo más que mi educación y formación. Con usted, padre espiritual, soy un moroso de la vida.

Aguardo instrucciones.
Víctor.