viernes, 17 de abril de 2015

Dady caza


"Espera un momento"- grito.
Pero en ocasiones por mas que tengamos la informacion: es imposible efectuar el cambio.
Pausa larga, en su mente Dady cuelga un telefono de los antiguos.
Nocturnos de Chopin con el sol bajando, pajarraco volando (tal vez pensando? en que?)
Escopeta y ojo, retirada implanteable-
El tiro roza en la cabeza del pajarraco que suelta lo que llevaba en el pico. Un pez se mueve y agarra el regalo caido al agua, su movimiento despierta la curiosidad de un cocodrilo que se lo despacha.

El ave retorna pitando (como Brando) a su nido, No hay comida esta noche para los pichones. La mejer del pájaro lo insulta "seguro has estado bebiendo"-
El cosmos: ese cubilete indomable.

Dady vuelve a su casa y se sirve algo sin hielo. Entonado se sube a su auto y encara al pueblo. Bebe en la barra con unos desdentados. Manos grandes todos, uñas sucias: dress code apocalíptico.
Brindan por Texas, por la bomba atómica, por la caída de los Bulldogs de New York frente a los Thomas Dolby de Pensylvania. Juegan pool, apuestan. Salen a fumar mexican weed. Hablan todos a la vez, caen en silencios pantanosos. Silencios huecos. Silencios pegajosos. Silencios llenos de humedad-

Dady desata una discusion y recibe u puñete en la nariz. Sangra. Pide un Cincinatti y se va.
En la soledad de la cabina escribe sin rumbo. Desconoce a quien le escribe. Escribe compulsiva mente. Por reflejo condicionado de boxeador en las ultimas.

Vuelve al pueblo. Escopeta cargada, Se esconde detras de un coso. Salen los tios. Apunta y no dispara. Piensa en el Cosmos.

Tal vez sea hora de empezar a terminar algunos asuntos en Denver.
Nadie ahí sabe que no murió.

Libertad.





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