¿Quién
es Alejandro Sabella? Nadie lo sabe bien. Ni de dónde es ni a qué
dedica el tiempo libre. ¿Quién podría desenmascarar a Alejandro Sabella?
Nosotros, La Flojita de Gatillo.
Seamos corteses, comencemos
por el principio. Al principio era Dios y todo estaba oscuro, entonces
Dios, cagado de embole, dijo acá hace falta diversión y creó a Werner
Herzog, el único ser humano que vale la pena en años y años de
civilización, en siglos y siglos de barbarie.
Bueno, resulta ser que a Herzog se le ocurrió la historia de un
escritor que conseguía una beca para escribir. Tenía que mudarse, eso
sí, a un hotel de mala muerte, situado allá donde el Pepi Zapata perdió
el poncho.
Cualquiera de ustedes podría preguntarse ¿no es esa, acaso, la
historia de Stephen King, que filmó Kubrick? Sí, pero este escritor era
enano. Herzog pensó que el mejor para el papel era Jack Nicholson pero,
se sabe, Nicholson era un tipo caro, creído, drogón, prescindible.
Herzog dijo: voy a crear mi propio Jack Nicholson. Y creó, en un
laboratorio militar de Moenchenglabdach, su mini-Nicholson: tomó de Jack
un pelo y lo germinó en el vientre de una de las enanas de su obra
maestra: Eisturzende Neubadenanen.
Pero algo salió mal técnicamente y el mini-Nicholson no tuvo
bastante ángel como para ganar un protagónico. No jodamos, en el
Estudiantes multi-campeón los goles los metía Trama; los tiros libres
los pateaba Ponce; la manija era Trobbiani. ¿Y cómo técnico? Le llevaba
las valijas a Passarella; era la mucama de la Brujita Verón.
Pero esto no termina acá. ¿Qué talentos ocultos tiene el enigmático
señor Sabella? ¿A quién responde? ¿Por qué nadie ha querido voltearlo?
La ruta del dinero. Mañana, en La Flojita.
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